No soy poeta, sino falsificadora, hago réplicas exactas del amor. Quien lea lo que escribo evocará fragmentos de su vida, donde alguna vez amó, quien no haya amado deseará hacerlo, quien esté amando se sentirá radiante. Sin embargo, poco sé del amor. He intentado enamorarme para ser autora y no plagista, más mi oficio me lo impide: las letras pequeñas de mi contrato sentencian que no he de mezclar placer con trabajo.