Una medianoche salvada por algunas frutillas y un pote crema
demolida al minuto por el tornado celoso de un mensaje de texto
entierro el teléfono en la mugre de la ropa sucia
sigo sosteniéndote como el poeta de mis días sin embargo
y las vacas vuelan cuando te das cuenta
pero los momento de tu percepción se fugan incesantemente
ahora vomito todo lo que he comido porque me apretás las tripas
casi no puedo respirar
sin embargo te amo y te odio porque encerrás el mundo entre tus párpados
atada a tu maldad siento la esquizofrenia de la que tenés miedo
cada una de mis partes apunta hacia vos pero estás dormido
quedarme con el beso y el abrazo de este mediodía
vencerme despacio pensando que llorás cuando entendés todo.